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Arquitectos: Sebastián Arquitectos
- Área: 1100 m²
- Año: 2018
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A principio de los años 60 los habitantes de las localidades de Ruesta, Escó y Tiermas tuvieron que abandonar sus casas debido a la construcción del embalse de Yesa. Esta tierra tan cercana y tan lejana al mismo tiempo ha sufrido un profundo declive no solo social sino también patrimonial, planteando serias dudas sobre la tutela de un ingente patrimonio cultural y paisajístico, sometido al abandono, al expolio, y al avance de la recolonización natural. Precisamente Ruesta, tiene un vastísimo patrimonio, no sólo formado por sus edificios y paisajes, recogidos en el rodaje de “La Vaquilla” en 1985, sino también etnográfico gracias al paso del Camino de Santiago por la localidad, ejemplo de riqueza e intercambio cultural.
Desde, la cesión al sindicato CGT Ruesta se ha mantenido agonizante, siendo la mayor esperanza actual de vida para Ruesta el paso del Camino de Santiago Francés. En 2017, por encargo de La Confederación Hidrográfica del Ebro y del Gobierno de Aragón, Sebastián Arquitectos comenzó una serie de actuaciones que comenzaron con un Plan de Restauración del núcleo urbano, las obras de consolidación de la calle del Centro (vital paso del Camino), y la recuperación de varias ermitas. Pero, además, para dar tutela y uso a todo este patrimonio restaurado, Sebastián Arquitectos propone un camping en las ruinas desescombradas y consolidadas, un modelo sensato de rehabi(li)tación del turismo nómada que por allí pasa. No se trata de evitar el avance de la ruina ni la devolución de toda la materia arquitectónica al suelo del que pertenece, sino de, asumiendo la realidad y la memoria del lugar, proponer nuevos modos de habitar el tiempo fugaz de un lugar en el Camino de Santiago, una alternativa sensata y real a la despoblación de la España Vaciada.
Para la consolidación de las casas de Ruesta se ha empleado una estrategia de vaciado de escombro, drenaje del interior de las parcelas, y consolidación de los muros, liberando un nuevo espacio a cielo abierto que permite nuevos usos, aprovechando la memoria del lugar siempre presente y en suspensión, y evocando los fantasmas de las construcciones que han de recibir al visitante. Se trata de respetar los valores de la ruina como fragmento, y su oportunidad para una segunda vida adecuada a los nuevos modos de habitar.
Unión significa fuerza: la consolidación estructural está diseñada con todos los edificios trabajando en común, como organismo. Las vigas de concreto componen un anillo superior que evita los movimientos laterales, protege la parte superior de los muros de piedra y, como recuerdo, dibuja una línea blanca que define, desde el aire, el diseño de la antigua aldea de Ruesta.
La intervención proyectada ha conseguido el éxito en cuanto a cumplimiento de los principales objetivos previstos, consolidar las casas y bienes patrimoniales para detener su ruina y volver a hacerlas accesibles de nuevo. Hoy día ya pueden ser accesibles a antiguos vecinos, visitantes y peregrinos.